martes, 2 de octubre de 2007

“Voy a operarme las lolas, y quiero que queden como las de Araceli”


Nunca lo había contado. Dice que fueron dos segundos. Que faltaban minutos para el comienzo de Gran Hermano 5, cuando la productora que la acompañaba en uno de los camarines de los Estudios Ronda se alejó por un instante. Y ella, en medio de una crisis de indecisión, aprovechó para salir al patio del canal. “Voy a mirar al cielo. Si veo una estrella, me quedó. Si no, me escapo”, pensó. Levantó su cabeza y no vio una estrella. Vio tres. “Te juro que si no veía nada, dejaba la valija ahí y me iba. Yo soy así, impulsiva”, confiesa Mariana Mancini (22), para muchos la más linda de las 38 mujeres que pasaron por las cinco ediciones de Gran Hermano. Y también la más impulsiva. Ese mismo impulso fue el que la llevó a abandonar la Casa por voluntad propia el miércoles 19. Aunque esta vez no hizo falta mirar al cielo para tomar la decisión. “Tenía ganas de irme porque la estaba pasando mal. Extrañaba horrores a mi novio y mi familia. Pero yo sé que si dejaba pasar ese malestar, llegaba a la final”.

–¿Por qué?
–Porque había hecho la cuenta mental de los chicos que podían nominarme, y ya quedaban muy pocos en la Casa. Pero también era consciente de que así como llegaba a la final, en esa instancia iba a ser la primera en irme, salvo que cambiara de actitud…

–¿Qué actitud?
–La de peleadora. A mí me encantaba hacer saltar a los que podían llegar a nominarme, así después la gente los votaba. Pero no lo hacía tanto como una estrategia, si no inconscientemente. ¡Lo disfrutaba! Y por eso pensaba que en una hipotética final, el público no iba a querer que yo ganara, por haber jugado al límite.

–Pero la sensación que quedó fue que siempre tuviste una estrategia…
–No, lo que sí hice con Andrea y Celeste fue tener charlas para coordinar a quiénes íbamos a nominar, pero sin llegar al complot. Si querés llamalo complot encubierto, pero estaba dentro de lo legal. Por ejemplo, yo comentaba que “con fulano no puedo convivir por tal y tal cosa”, y si la otra persona coincidía, era una manera de decir “yo también la voy a votar”. De ahí que todos pensaran que era la gran manipuladora. Quizá seré demasiado convincente al hablar, ja, ja…

–Al abandonar el juego confesaste que el segundo día ya tenías ganas de irte. ¿Por qué?
–Porque me cayó mal la Casa. Había caras que no quería seguir viendo, como las de la Colorada (Solange), Jordana, Cynthia, Alan, Javier… Todos los del grupito de Darío. Por eso tuve un cambio de actitud, porque tenía que hacer algo. Y como el juego consiste en eliminar las cabezas que no te bancás, empecé a jugar. Para eso me apoyé en Andrea y en Celeste, mis dos pilares. Juntas éramos como una computadora: Celeste era la CPU que pensaba, yo era el teclado que diseñaba la estrategia, y Andrea era el monitor que mostraba todo. Fuimos nosotras
contra el resto.

–¿Cómo nació la afinidad con Andrea?

–A priori vi que era lo opuesto a mí. Es como un ángel–demonio. Es muy dulce, pero con ese lomo avasallante que tiene, hace cosas que parece como un demonio. Y esas caras opuestas me gustan. Además tiene códigos. Me lo demostró cuando me salvó de la nominación a pesar de haber tenido una pelea. Y en la Casa hay muchos que no tienen códigos, como Eugenia, que es la líder del otro grupo. Ella venía y me hablaba mal de un chico, y después a ese chico le hablaba mal de mí. Llevaba y traía todo el tiempo, y de un modo evidente.

–¿Tu intento de seducción a Esteban fue para enojar a Eugenia?
–No. Además yo no iba a hacer nada, porque tengo un novio al que respeté siempre. Pero también quería divertirme un poco, y bailar provocativamente en una fiesta es normal. Varias chicas hicieron lo mismo con Esteban, pero lo mío fue más notorio porque Eugenia se fijaba en lo que yo hacía. ¡Y a mí ni siquiera me gusta Esteban!

–¿Las caricias con Andrea en la ducha también fueron un juego?
–¡Síii! Fue para que volara un poco la imaginación de la gente. No me gustan las mujeres.

–¿Por qué desde que saliste no te hablás con Javier?
–El no me habla a mí, que es diferente. Se ofendió porque me metí con su uniforme, cuando me dijo que le pagaban por desconfiar, y yo le respondí que no le pagaban por eso, si no por cuidar a la gente. El dice que a la Casa entró el Javier hombre, pero para mí entró el Javier policía.

–¿Para vos quién gana?
–Andrea, pero el resto de la Casa piensa que el ganador es Damián.

–¿Cómo te gustaría que fueratu futuro?
–No quiero ser una ex Gran Hermano que salió de la Casa y se convirtió automáticamente en modelo, actriz o vedette. Me gustaría perfeccionarme en lo que vaya a ser, para estar preparada cuando me llamen. Y hasta ahora, siempre que me propuse algo lo logré.

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